Como en años anteriores, 18 de nuestros alumnos de 3º de la ESO realizaron el intercambio con el instituto Karl-Ziegler-Gymnasium en la ciudad de Mülheim an der Ruhr.
Allá por el mes de febrero, en plena ola de frío aterrizábamos en el aeropuerto de Düsseldorf, dispuestos a pasar una semana de inmersión total en la cultura alemana.
El alojamiento en familias es una oportunidad única para conocer el día a día del país, y el fin de semana que pasan con sus familias les permite vivir en sus propias carnes muchas de las anécdotas y chascarrillos que les comentamos en el aula.
El programa, que ocupó desde el 23 de febrero al 2 de marzo fue muy intenso, con una gran variedad de actividades para cubrir los diferentes intereses de los alumnos: visitas culturales a la ciudad de Köln, a la mina de cobre Zollverein en Essen, patrimonio de la Unesco, y una divertida gymkana por Münster.
La mañana en el Instituto también fue una experiencia diferente, ya que nuestros alumnos asistieron a clases de Literatura Alemana, Biología o Matemáticas. Si realmente se enteraron de algo o no, lo lo sabemos, pero lo que sí es cierto es que comprobaron cómo era la vida escolar de sus recientes amigos alemanes.
El fin de semana lo pasaron con sus familias, en un entorno agradable y donde las barreras lingüísticas se superaron con ganas, entusiasmo y un poco de humor por parte de todos.
La segunda parte del proyecto se ha llevado a cabo en la última semana de curso acogiendo a sus estudiantes, y lo mismo que nosotros sufrimos allí temperatura extremas, nuestros compañeros alemanes han tenido que soportar temperaturas muy elevadas. A pesar de los casi 40 grados nuestros paseos matinales por Madrid y por Toledo fueron una muestra de valentía de los alumnos.
Si uno pregunta a nuestros adolescentes alemanes, qué ha
sido lo que más les ha impactado de la semana en España, no nos debe sorprender
la contestación: “El Estadio Santiago Bernabéu”. ¿Y qué ha pasado con el Museo
del Prado, el Madrid de los Austrias o la Catedral de Toledo?
El producto estrella de estos días en las mochilas de los
alemanes ha sido, sin duda alguna, el bocadillo de tortilla. Gracias a esas
grandes cocineras que son las madres de nuestro alumnos se han llevado una
pequeña muestra de nuestra cocina mediterránea, completada por el Salmorejo y
la paella valenciana. ¿Qué más se le puede pedir a una intensa semana, donde
convivimos, aprendemos y sufrimos en dos idiomas?
El tiempo libre del grupo ha transcurrido entre partido y
partido del Mundial de Fútbol, baño en la piscina y centros comerciales. Creo
que tampoco han faltado las obligadas compras de recuerdos y pequeños detalles para
las familias.
Esperamos volver a veros pronto, y en cualquier caso que la gran experiencia que esto supone para todos los alumnos no se olvide nunca
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